viernes, 7 de octubre de 2011

Esto de no seguir los caminos ya andados por otros es lo que tiene. Que te tienes que inventar la vida constantemente y eso no es fácil.
Pero inventar la vida te tiene en movimiento, con el pensamiento siempre alerta, con la buena intención andando pasos que no sabes dónde van, con la ilusión abierta como ventanas en primavera.
A veces, el sentimiento se enreda en sí mismo.
Guardemos la confianza en nosotros mismos.
Cambiemos, pero sigamos siendo los mismos.
Olvidemos el miedo, ese que nos asusta y nos coarta.
Vivamos como la hoja en otoño; sin planes ni fines.
Vivamos, vivamos sin prisa, sin miedo, con alegría.
Inventemos la alegría. Está, como todo, dentro de nosotros.

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