No sé exactamente a qué será debido, pero esta noche no puedo dormir.Y en esta imaginaria forzada mi cabeza da vueltas a cosas y más cosas.
Me imagino mi muerte. Mi cadáver en el tanatorio. Mis hijos, sabiendo que quiero que mi cuerpo sea donado a la ciencia, empiezan a leer un poema de Miguel Hernández: "Para la libertad":
Para la libertad
sangro sufro y pervivo
para la libertad
mis ojos y mis manos
como un árbol carnal
generoso y cautivo
doy a los cirujanos...
Yo quiero dar a los que estudian medicina mi cuerpo ya inútil para ninguna otra cosa. Además no quiero que recen oraciones sabidas.
Si alguien quiere decir algo, que sea nuevo y que no se acuerde de ningún dios.
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